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Bio-Estimulantes

febrero 8, 2025 | by info@portccranescorp.us

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Cómo los bioestimulantes mitigan los efectos del cambio climático en la agricultura sostenible

Los bioestimulantes son sustancias o microorganismos que, al aplicarse a las plantas o al suelo, mejoran la eficiencia nutricional, la tolerancia al estrés abiótico y la calidad de los cultivos. En el contexto del cambio climático, su uso en la agricultura sostenible es cada vez más relevante debido a su capacidad para mitigar algunos de los efectos adversos asociados a este fenómeno. A continuación, se describen las principales formas en que los bioestimulantes contribuyen a esta mitigación:


1. Mejora de la tolerancia al estrés abiótico

  • Estrés hídrico: Los bioestimulantes, como los extractos de algas marinas o los aminoácidos, ayudan a las plantas a soportar mejor la sequía al mejorar la retención de agua y la eficiencia en el uso de este recurso.
  • Estrés térmico: Algunos bioestimulantes activan mecanismos de defensa en las plantas, como la producción de antioxidantes, que las protegen contra temperaturas extremas (tanto altas como bajas).
  • Estrés salino: En suelos afectados por la salinización (un problema creciente debido al cambio climático), los bioestimulantes pueden mejorar la absorción de nutrientes y reducir la toxicidad por iones.

2. Aumento de la eficiencia en el uso de nutrientes

  • Los bioestimulantes mejoran la disponibilidad y absorción de nutrientes esenciales, como nitrógeno, fósforo y potasio, lo que reduce la necesidad de fertilizantes sintéticos. Esto es crucial en un escenario de cambio climático, donde la disponibilidad de recursos puede verse limitada.
  • Algunos bioestimulantes, como los microorganismos beneficiosos (por ejemplo, micorrizas y rizobacterias), facilitan la fijación biológica de nitrógeno y la solubilización de fósforo, mejorando la salud del suelo.

3. Fomento de la salud del suelo

  • Los bioestimulantes promueven la actividad microbiana del suelo, lo que contribuye a su estructura, fertilidad y capacidad de retención de agua. Un suelo saludable es más resistente a los impactos del cambio climático, como la erosión y la desertificación.
  • Además, ayudan a secuestrar carbono en el suelo, reduciendo así la concentración de CO₂ en la atmósfera y contribuyendo a la mitigación del calentamiento global.

4. Reducción de la huella de carbono

  • Al disminuir la dependencia de insumos sintéticos (fertilizantes y pesticidas), los bioestimulantes reducen las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a su producción y aplicación.
  • También promueven prácticas agrícolas más sostenibles, como la agricultura de conservación, que contribuyen a la mitigación del cambio climático.

5. Mejora del rendimiento y la calidad de los cultivos

  • En condiciones climáticas adversas, los bioestimulantes ayudan a mantener o incluso aumentar el rendimiento de los cultivos, lo que es esencial para garantizar la seguridad alimentaria en un contexto de cambio climático.
  • Además, mejoran la calidad de los productos agrícolas, lo que puede aumentar su valor comercial y reducir las pérdidas postcosecha.

6. Adaptación a condiciones climáticas impredecibles

  • Los bioestimulantes aumentan la resiliencia de los cultivos frente a eventos climáticos extremos, como inundaciones, sequías y olas de calor, que son cada vez más frecuentes e intensos debido al cambio climático.
  • Esto permite a los agricultores adaptarse mejor a las condiciones cambiantes y reducir el riesgo de pérdidas económicas.

7. Promoción de la biodiversidad

  • Al fomentar la salud del suelo y reducir el uso de agroquímicos, los bioestimulantes contribuyen a preservar la biodiversidad, tanto en el suelo como en los ecosistemas circundantes. Esto es clave para mantener sistemas agrícolas resilientes frente al cambio climático.

Conclusión

Los bioestimulantes son una herramienta valiosa para la agricultura sostenible en el contexto del cambio climático. No solo ayudan a mitigar sus efectos negativos, sino que también promueven prácticas agrícolas más respetuosas con el medio ambiente. Su uso, combinado con otras estrategias sostenibles, puede contribuir significativamente a la seguridad alimentaria global y a la adaptación de los sistemas agrícolas a un clima cambiante.

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